Vente a Suecia, Moraino

02 marzo 2007

Viaje por carretera a Rusia II: San Petersburgo

Saludos a todos. Hoy por fin me he decidido a escribir sobre mi visita a San Petersburgo dentro del viaje por carretera a Rusia que hice en el mes de noviembre. En primer lugar, hay que decir que para entrar en Rusia, siendo ciudadano español, es necesario obtener un visado como el de la foto de abajo que cuesta 60€. Y de paso veis cómo es mi nombre en alfabeto cirílico.


El siguiente paso es entrar en Rusia por carretera es pasar tres controles, tres, que no tienen nada que ver con el de la zona finlandesa de la frontera. El guardia finlandés era muy simpático, incluso me dijo "Viva España" y "Muchas gracias" en español. Las del control de pasaportes ruso eran más secas que el ojo de un tuerto, maquilladas como puertas y tardaron en ponerse dentro de la cabina a ver pasaportes un cuarto de hora, por no hablar de la media hora hasta que se pusieron por fin a registrar el bus por si llevábamos polonio.

Tras los trámites burocráticos, finalmente retomamos el camino hacia San Petersburgo, no sin antes parar en una gasolinera, donde un caballero, por decir algo, cruzó su coche delante del bus para mostrarnos que vendía toda clase de alcohol y tabaco de contrabando, así el sector alemán de la expedición pudo hacerse con unos dos o tres millones de latas de cerveza para el camino. La primera ciudad que se atraviesa al cruzar la frontera es Vyborg, una ciudad que antes de su anexión por la Unión Soviética en la Guerra de Invierno de 1940 era la segunda ciudad en tamaño e importancia de Finlandia; y ahora es un lugar bastante deprimente, donde hay un hospital a medio construir a causa del colapso de la Unión Soviética y donde los únicos edificios que aguantan en pie con dignidad son los construidos antes de la guerra. Incluso hay una biblioteca diseñada por el famoso arquitecto finlandés Alvar Aalto.

Al entrar en las afueras de San Petersburgo, lo primero que le llama a uno la atención es lo que les gustan a los rusos las luces de neón. Cualquier tienducha parece un club de alterne con tanto neón de colorines.Se ve que, como durante la época comunista no las podían poner,ahora quieren parecerse a Las Vegas, para compensar. Una vez que se llega alcentro, otra cosa llamativa es la total ausencia del concepto "no bloquear el cruce". San Petersburgo tiene unas anchas y larguísimas avenidas(prospekt en ruso), y en cada cruce un pollo montado, porque cuando se cierra un semáforo, los coches se quedan en medio del cruce y no dejan pasar a los que se les ha abierto. En ese momento pasa el que menos miedo tiene a que le den un golpe, es decir, la ley del más fuerte. Yo mismo pude ver cómo de esto no se libraba ni la policía, ya que un coche patrulla se quedó bloqueado justo delante de nuestro autobús. Tras tardar una hora en cruzar la ciudad, al fin llegamos a nuestro hotel.

Al día siguiente, hicimos una visita guiada en el bus por los principales atractivos turísticos de la ciudad, como la Catedral de San Isaac.




El río Neva, con el Palacio de Invierno y la fortaleza de San Pedro y San Pablo


Otro lugar interesante es la Iglesia de la Sangre Derramada, es un templo que se construyó en el lugar donde fue asesinado el zar Alejandro II.

Finalmente, nos dejaron en la Plaza del Palacio, donde se encuentra el Palacio de Invierno, que forma parte del Museo Ermitage. Y el resto de la tarde lo dedicamos a visitar el enorme museo.




Por la noche fuimos a dar una vuelta en una barcaza por los canales de la ciudad. Como San Petersburgo no es Sevilla y normalmente hace bastante frío, se hacen en barcazas cubiertas; con mesitas donde te ponen unos canapés de caviar, una botella de chapanski (champán ruso), otra de vodka, otra de agua y un centro con fruta. Además te animan la velada con coros y danzas típicos rusos como se ve en la foto de abajo.

Foto de uno de los canales peterburgueses, por la noche.

Al día siguiente fuimos a la ciudad de Pushkin, donde se encuentra el Palacio de Verano. Es un palacio impresionante, aunque resultó muy dañado durante el asedio a Leningrado en la Segunda Guerra Mundial y fue saqueado y quemado por los alemanes, es por eso que aún tiene muchas salas en proceso de restauración.


La tarde la tuvimos libre, así que aprovechamos para visitar la Fortaleza de San Pedro y San Pablo. En esta isla fortificada se encuentra la Catedral de San Pedro y San Pablo, donde están enterrados los zares. También es un lugar donde van algunos valientes a tomar el sol y a bañarse en el Neva, incluso a bajo cero. En las fotos se puede ver a un grupo de soldados rusos de excursión, la capilla donde está enterrada la familia del zar Nicolás II junto a los sirvientes que fueron fusilados con ellos, y una vista del Museo Hermitage desde el embarcadero de la fortaleza.



Esa misma noche partimos hacia Moscú, pero sobre ello hablaré en la siguiente entrada. A la vuelta volvimos a pasar un día en San Petersburgo, que aprovechamos para subir a la cúpula de la Catedral de San Isaac y disfrutar de las vistas de la ciudad, enviar postales, pasear tranquilamente por Nevski Prospekt, y ver un espectáculo de música y baile rusos por la noche.


Por último os dejo con una vista de la ciudad desde mi habitación de hotel. Espero que la entrada sobre Moscú no se demore tanto.



1 Comments: dl id="comments-block">
Blogger kote said...

no tengo palabras...

siento mucha envidia

3/3/07 00:57  

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